miércoles, 29 de abril de 2009

Palenque la Roja

Por Caroline L
etourneau

Al amanecer el último emperador de la dinastía Bálam, el viejo K'inich K'an Chitam II fue tomado prisionero por extranjeros bárbaros viniendo del norte. Le llevaron a la fuerza en la selva densa de Chiapas. El día que siguió fue caótico. Centenas de guerreros y arqueros llegaron de todos lados sembrando el terror en el reino de Bálam. La guerra civil duró demasiados días. Durante esa confusión los extranjeros del norte destruyeron los campos, encendieron las cosechas, mataron a los más valerosos guerreros de la ciudad y maltrataron a las mujeres. Había dos destinos s para los sobrevivientes. El primero era de servir como esclavo bajo la autoridad del nuevo gobernador. El secundo destino era de estar sacrificado al dios del sol. Según las creencias de esa gente era necesario ofrecer vida humana para que la luz regresara de nuevo cada día. En este día lúgubre de setecientos once, antes de Cristo, los Toltecas tomaron Palenque la Roja y firmaron su decadencia. Ese evento marcó el fin de la supremacía Maya en Chiapas.


En menos de cien años los Toltecas agotaron todos los recursos del ambiente de la selva Palenquease. El resultado fue que la ciudad conquistada fue gradualmente abandonada por causa de guerras civiles incesantes, sequias repetitivas, enfermedades epidemiales y hambruna. En cien años destruyeron lo que tomó un milenio a los mayas para fortalecer.


Sin embargo, gracias a los apasionados de antropología y arqueología el sitio de Palenque no es una pérdida completa. El sitio fue restaurado hace mucho tiempo para ofrecer la oportunidad a la gente interesada de descubrir algunos tesoros de la cultura Maya. Por muy pocos pesos uno puede andar en el Parque Nacional de Palenque y subir pirámides preciosas datando de tres mil años. Los edificios mayores que se deben explorar son el templo de las inscripciones, el Grupo de las cruces, el Palacio y la Acrópolis Sur. Mediante esfuerzos de conservación la selva rodeando la antigua ciudad de Palenque se restableció proveyendo un ambiente místico. A la puesta del sol, la luz del sol pinta los edificios de un color rojo intensa mientras que se escuchan miles de pájaros cotorreando y piando. Además, si tiene suerte se puede ver y escuchar a los monos aulladores.




En un día en Palenque se puede apreciar el genio de la arquitectura y del arte maya de la época Clásica en todo su esplendor. A mí me encantan los sitios arqueológicos de ruinas mayas. La cantidad de trabajo que representa tal arquitectura es impresionante teniendo en cuenta los medios tecnológicos poco desarrollados que los mayan habían elaborado en su tiempo. Los indígenas de Mesoamérica no usaban la rueda, sino animales de carga, ni tampoco tenían metalurgia. Es increíble de concebir lo que realizaron con tan pocos modos. Según los antropólogos fue mediante su estructura social estratificada que los mayas lograron elaborar tal imperio como el de Palenque. Fueron los esclavos que construyeron todo.


Al fin y al cabo, escondidas en la selva densa del sur de México el sitio arqueológico de Palenque revela reliquias que testiguan de la fantástica ingeniosidad de la civilización maya que vale la pena visitar si están de paso por el país.


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