miércoles, 6 de mayo de 2009

Las películas versus la realidad

Por David James Weller

Antes de venir a México pensé que era como lo vemos en las películas, todo un desierto, con muchos cactus, sin vegetación, poca agua, la tierra áspera con grietas como resultado de la falta de agua producida por el medio ambiente, ya que también me imaginaba que no había muchas lluvias, tal como en el viejo oeste, como lo vemos en las películas.

En cambio cuando llegue a Monterrey, la ciudad de las montañas, me doy cuenta que todo es diferente, la ciudad estaba rodeada de montañas por todos lados, era una ciudad modernizada, llena de coches norteamericanos, que de donde yo vengo son muy caros, yo me imaginaba que la gente andaría en caballo y carretas, pero la realidad era otra.

La verdad no podía llegar a imaginar de que manera era la escuela y con lo que acababa de ver y el impacto que había recibido debido a la gran impresión y diferencia entre aquellas películas que vi y la realidad que estaba observando. Llegué a pensar que si la ciudad no era tan diferente, la escuela no debería de haber sido tan diferente tampoco. Desde el momento que llegué me llamó mucho la atención que hay un guardia en todas las puertas pidiendo la credencial, ignoré lo que el guardia me dijo ya que yo no sabía nada de español cuando llegué, pero el recuerdo lo tengo muy presente ya que no me quería dejar pasar, hasta que finalmente comprendí que era por la credencial. Sigo caminando por la escuela y me encuentro con un venado, lo primero que quería hacer era regresar y decirle al guardia que se les había escapado un venado, de pronto no solo era un venado, eran más, así que llegué a pensar que estaba en el zoológico y que aquel guardia me estaba pidiendo el dinero para entrar al zoológico y pensé que el taxista me había jugado una broma de muy mal gusto al traerme a un zoológico en vez de a la escuela, o tal vez mi español era tan malo que el taxista me había entendido que me llevara al zoológico en vez de al tecnológico. En fin, seguí caminando ya que estaba conmocionado por la diferencia entre México real y México en película ya que después de todo, el zoológico estaba lindo. Lo único que no podía entender era que había muchos edificios para ser zoológico o muchos animales para ser escuela.

Era el momento de ir a buscar un lugar para vivir, pero después de haber visto tantas cosas diferentes a las que me esperaba, no sabía qué tipo de casa, departamento o cabaña iba a encontrar. Me imaginaba un campamento con muchas cabañas por todos lados, con mucha gente de fiesta, tomando (ya había escuchado que la cerveza mexicana era buena y que todos tomaban tequila), con música por todos lados y la gente siempre bien alegre, cantando, bailando y todos muy borrachos. Básicamente pensaba que aquí todo sería una grandiosa fiesta.

Sin embargo, me dí cuenta que no era así, para empezar no había cabañas por ningún lado, frente a la escuela me encontré que había muchos departamentos de todo tipo, desde muy feos, mal cuidados y muy baratos, hasta unos muy bonitos, cuidados y además muy caros. Finalmente encontré el lugar adecuado para vivir, se trataba de un departamento con dos mexicanos, en total eramos 3 y pasábamos muy buen tiempo juntos, los dos sabían inglés tal y como lo veía en las películas, por lo que fue más difícil para mí aprender español en los primeros meses porque me daba flojera y terminábamos hablando en inglés hasta que me decidí a ya no hablar inglés con nadie. Aunque mis compañeros de departamento sabían inglés, ellos me aseguraban que no todos los mexicanos saben inglés como en las películas.

Le comentaba a uno de mis “roomies” que la verdad no encontraba a México nada parecido al que nos ponen en las películas a lo que él contestó “obviamente no”. Pero para mí no era tan obvio ya que él ha vivido aquí desde niño y estaba impuesto a que no es como en las películas. Entonces supuse que no había tanto narcotraficante como me imaginaba y me lo habían mostrado en las “movies”.

Empecé a ver las noticias todos los días como forma de aprender y de agilizar mi oído y aprender más español. Al principio no entendía mucho pero después todo empezó a tener sentido y además me empecé a dar cuenta de la situación que se vive en México y que en realidad hay mucho narcotraficante y muchos muertos por todas partes. Me di cuenta que en esta cuestión la realidad no era tan lejana a las películas.

En una ocasión nos detuvieron por estar en una fiesta, llegó la policía y nos llevó con ellos, nos puso las esposas, nos subieron a la patrulla y nos llevaron lejos del lugar, nos quitaron dinero y nos dejaron ir. En otra ocasión veníamos de Barrio Antiguo, por supuesto veníamos borrachos pero no estábamos tomando en la calle, solamente caminábamos a casa y nos detuvieron también. Policías hambrientos, con ganas de dinero, todos unos corruptos.

No veo como la gente puede vivir así y no se quejan o hacen algo para cambiar. Tal vez sí dejaran de dar dinero a la policía, dejarían de hacer eso, o tal vez sí el sueldo de los policías fuera más elevado o quizás si simplemente recibieran más educación para que no hicieran eso, pero hay veces, cuenta mi “roomie”, que los mismos policías son gente de los narcotraficantes, lo cual se me hacía difícil de creer hasta que me invitó a su pueblo, bien me lo dijo, “pueblo chico, infierno grande”, al menos en Monterrey se nota que hay algo de autoridad.

Con estas experiencias vividas en México y tomando en cuenta la gran diferencia que encontré entre las películas y la realidad, creo que no volveré a hacer mucho caso en Hollywood porque no se asemeja nada a la realidad. Este acontecimiento me hace querer conocer otros países “enemigos” de los Estados Unidos en las películas ya que no creo que sean como lo he visto en las películas.

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